José Antonio Mazzotti y U. Juan Zevallos-Aguilar, coordinadores
( Filadelfia: Asociación Internacional de Peruanistas, 1996)
CONTENIDO
Raúl Bueno
Sobre la heterogeneidad literaria y cultural de América Latina
Friedhelm Schmidt
¿Literaturas heterogéneas o literatura de la transculturación?
Roberto Fernández Retamar
Comentarios al texto de Antonio Cornejo Polar "Mestizaje, transculturación, heterogeneidad"
Martín Lienhard
De mestizajes, heterogeneidades, hibridismos y otras quimeras
Kemy Oyarzún
Literaturas heterogéneas y dialogismo genérico-sexual
Rolena Adorno
Bautizar al Inca: el acto de poner nombre en el Perú de la postconquista
Raquel Chang-Rodríguez
Convergencias y divergencias culturales: indígenas y europeos en la "biblioteca americana"
Sara Castro-Klarén
El Cuzco de Garcilaso: el espacio y el lugar del conocimiento
Doris Sommer
Mosaico y mestizo: el amor bilingüe de León Hebreo al Inca Garcilaso
José A. Mazzotti
La heterogeneidad colonial peruana y la construcción del discurso criollo en el siglo XVII
Carlos García-Bedoya
El discurso andino en el Perú colonial: los textos del renacimiento inca
Beatriz González Stephan
Políticas de higienización: la limpieza del cuerpo y lengua nacionales (siglo XIX)
Francoise Perus
Heterogeneidad cultural e historia en los Siete ensayos de José Carlos Mariátegui (de Sarmiento a Mariátegui)
Lucía Guerra
Pluralidad cultural y voces de la otredad en la novela latinoamericana
Francine Masiello
Las políticas del texto
Ricardo J. Kaliman
Buscando la consecuencia de la incorporación de la oralidad en los estudios literarios latinoamericanos
Julio E. Noriega
La poética quechua del migrante andino
Jesús Díaz Caballero
Para una lectura del etno-testimonio peruano de los años 70
María Galdys Vallieres
El lugar de José María Arguedas en la evolución del indigenismo literario
Carlos L. Orihuela
La heterogeneidad negrista en la literatura peruana: el caso de Monólogo desde las tinieblas de Antonio Gálvez Ronceros
José Castro Urioste
El hablador: la construcción del sujeto como alegoría de la modernidad
Christian Fernández
Autobiografía e identidad en La tentación del fracaso
Carlos Pacheco
Transculturación, ruralidad y oralidad en la narrativa de Alfredo Armas Alfonso
Julio Ramos
El proceso de Alberto Mendoza: paradojas de la subjetivación
John Beverley
Sobre la situación actual de los estudios culturales
David Sobrevilla
La formación de la tradición literaria en el Perú según Antonio Cornejo
Mabel Moraña
Escribir en el aire, "heterogeneidad" y estudios culturales
POLÉMICAS
I: Sobre el concepto de heterogeneidad. A próposito del indigenismo literario (Roberto Paoli y Antonio Cornejo Polar).
II: Antonio Cornejo y la pluralidad en la cultura (José Ignacio López Soria y Antonio Cornejo Polar)
Bibliografía de Antonio Cornejo Polar
Ante la cercanía de los treintaicinco años de docencia universitaria de Antonio Cornejo Polar en 1996, un grupo de ex discípulos y colegas suyos decidió reunir y publicar algunos estudios que dieran cuenta, directa o indirectamente, de los aportes teóricos y metodológicos de quien no sólo ha sabido ser a lo largo de todos estos lustros impecablemente lúcido en clase, sino particularmente profundo en la investigación y generoso en la amistad. Este libro se ofrece, pues, como un homenaje a una de las figuras centrales de la crítica literaria y la reflexión cultural en la América (llamada) Latina de nuestros días, así como a un maestro excepcional que ha formado nutridas promociones de investigadores y docentes. Antonio Cornejo Polar apareció en la vida intelectual (para gloria de aniversarios) también en 1961 con sus primeras publicaciones sobre la literatura española del Siglo de Oro, y fue poco a poco derivando en el estudio de temas directamente vinculados con el contexto andino, campo al que ha dedicado la mayor parte de sus trabajos y meditaciones.
Para situar su obra conviene recordar que -según la jerga clasificatoria de la intelectualidad peruana- Cornejo Polar pertenecería a la llamada "generación del 50", pero también que desde una mirada atenta a la transformación de los paradigmas con que las culturas latinoamericanas se conciben y definen a sí mismas, sus aportes alcanzan hasta este fin de siglo y se proyectan sin duda de manera fructífera hacia el milenio que se asoma. Más allá de la solidez de sus iniciales análisis cercanos a la estilística y de la riqueza de algunos de sus planteamientos posteriores relacionados con el estructuralismo genético, sus más importantes contribuciones han girado alrededor de lineamientos genuinamente latinoamericanos. Uno de ellos, el de la básica heterogeneidad cultural y discursiva de nuestros países, ha sido herramienta fundamental para la mejor comprensión de determinados fenómenos literarios como el indigenismo, por ejemplo, pero también para la reformulación de concepciones sobre los espacios nacionales y los sentidos que éstos tienen según el sujeto social que los enuncia. Al elaborar sus propios márgenes epistemológicos y utilizar los modelos metropolitanos sólo en lo que sirven para explicar las culturas latinoamericanas, Cornejo Polar demuestra la posibilidad de descolonizar el pensamiento crítico de la región y la importancia de desarrollarlo con rigor intelectual.
De este modo, sus propuestas alcanzan un vasto espectro de fenómenos cuya atención y conocimiento histórico se hacen necesarios para entender la literatura en todas sus posibles dimensiones y riqueza significativa. Fenómenos como la diversidad de modos de producción económica y de tiempos, racionalidades y campos simbólicos, aglutinados, sin embargo, dentro de unidades mayores que, en feliz expresión, él llamó "totalidades contradictorias". Estas contradicciones, verificables en experiencias tan visibles como el plurilingüismo o la dialéctica entre oralidad y escritura de nuestras sociedades (por nombrar sólo dos entre muchos indicios), aparecen como ejes de tensión que subyacen y modelan no sólo obras que pertenecen al canon literario del subcontinente (piénsese en Arguedas o en Vallejo, por ejemplo), sino también expresiones discursivas que escapan al concepto convencional de literatura (piénsese en las representaciones andinas de la muerte de Atahualpa, en el testimonio) y que se ofrecen como parte activa del imaginario de grupos social y culturalmente dominados.
De ahí que la vocación democrática de las concepciones de Cornejo Polar sobre la literatura y la sociedad latinoamericanas incluya no tanto un respeto a secas hacia la especificidad cultural de esos sectores marginados ("estetizando la miseria", como él diría), sino una apuesta por la superación de sus ominosas condiciones de vida sin la pérdida necesaria de lo que sus tradiciones implican para la formación de una identidad propia. Y esto, naturalmente, sin pasar por las engañosas fórmulas del mestizaje, la aculturación o la "integración" (en el sentido asimilacionista del término) hacia proyectos nacionales apoyados en premisas unilaterales y pretendidamente civilizadoras. En este sentido, las lecciones del maestro no han sido solamente académicas, sino también éticas.
Aunque en repetidas ocasiones Cornejo Polar ha afirmado que sus planteamientos sobre la heterogeneidad cultural fueron concebidos desde y para la literatura, como un marco teórico que permite explicar mejor que los modelos boreales el sentido total de obras que se encuentran atravesadas estructural y semánticamente por los conflictos étnico-sociales de los países en los que surgen, en realidad tales planteamientos no sólo superan los postulados inmanentistas y los acercamientos estrictamente sociologizantes a la literatura, sino que llegan hasta el examen de discursos que pertenecen a otros ámbitos sociales, relacionando iluminadoramente éstos con las obras que fueron el punto inicial de partida. Así, Cornejo Polar constituye el primer crítico que ha sabido recoger las tesis de José Carlos Mariátegui sobre la no organicidad de la sociedad peruana y aplicarlas creativamente al examen de discursos que atañen finalmente a distintas disciplinas, pues logra dar cuenta de la interdependencia de los sistemas "culto", popular en lenguas europeas y el de por sí heterogéneo en lenguas nativas, y expande, en consecuencia, el radio de acción de los estudios literarios, resquebrajando el exclusivismo del canon tradicional. Al considerar el doble sentido (estético y político) de representación, y también el hecho de que el referente modifica o tiene influencia sobre la instancia textual, Cornejo Polar consideraba ya desde la década del 60 cuestiones que son hoy preocupaciones importantes de la teoría postcolonial, los estudios subalternos y los estudios culturales en general. En un fin de siglo de globalización informática y económica, crisis de los estados nacionales y exaltación del individualismo neoliberal, como el que vivimos, el pensamiento de Cornejo Polar resulta una veta abundante en pautas y orientaciones para aprehender con seriedad y respeto los perfiles -pero también las limitaciones- de la diferencia cultural.
Llevaría muchas páginas explicar los pormenores y la sofisticación de los distintos niveles de heterogeneidad interna y externa que plantea Cornejo Polar en la literatura latinoamericana, niveles entrecruzados y portadores de sentidos diferentes en cada una de las situaciones en que se realiza su consumo. Más aún, muchos de los discursos que circulan dentro de un mismo territorio formalmente nacional, imbuidos de una oralidad por largo tiempo ajena a la institución literaria, impondrían también numerosas explicaciones que creemos convenientemente salvadas o, al menos, sugeridas (imposible agotar todo el espectro discursivo de la región), por los trabajos que se ofrecen en este volumen.
Por eso, preferimos adelantar los criterios de selección y organización de este libro de homenaje, a fin de que el lector o lectora pueda acceder a él de una manera cómoda y eficaz.
En la Primera Parte se han agrupado aquellos estudios que discuten de manera directa los planteamientos de Cornejo Polar y los sitúan dentro del conjunto de otras teorías de la literatura y la cultura latinoamericanas. Así, por ejemplo, el trabajo de Raúl Bueno explica en detalle la importancia de la heterogeneidad cultural en tanto marco teórico y herramienta para estudiar fenómenos como la transculturación y otros que forman parte del amplio proceso latinoamericano de intercambio y choque cultural. Más adelante, Friedhelm Schmidt compara las propuestas de la heterogeneidad cultural y la transculturación narrativa según las formularon Cornejo Polar y Ángel Rama, respectivamente. El distinguido investigador y poeta cubano Roberto Fernández Retamar comenta luego un texto reciente de Cornejo Polar que resume algunos de los problemas que deberá enfrentar la crítica literaria del subcontinente en los próximos años. A continuación, Martín Lienhard discute los conceptos de mestizaje, hibridismo y heterogeneidad y plantea la importancia de reconocer el sentido de la dominación que impregna muchos casos de coexistencia de diferentes tradiciones socio-culturales. Y, para cerrar esta sección, Kemy Oyarzún extiende la utilidad del marco teórico de la heterogeneidad hacia el análisis feminista de obras literarias que también expresan voces y perspectivas ajenas a la institución literaria dominante.
La Segunda Parte ofrece estudios que constituyen aplicaciones indirectas de los planteamientos de Cornejo Polar, o que utilizan alguno de sus trabajos, explícita o subyacentemente, para el análisis de un sector del corpus literario y discursivo peruano y latinoamericano. Han sido ordenados siguiendo una secuencia estrictamente diacrónica. Rolena Adorno estudia, así, los rituales del bautizo cristiano y el incaico durante las primeras décadas de la colonia. Por su lado, Raquel Chang-Rodríguez establece paralelos entre México y Perú para el examen de la función que la letra y la imprenta han cumplido en la formación de las culturas coloniales. Sara Castro-Klarén propone luego una lectura del Inca Garcilaso divergente del convencionalismo hispanizante; y Doris Sommer estudia las relaciones entre la obra de León Hebreo y el Inca Garcilaso ampliando el campo del garcilacismo al escudriñar el aprendizaje de la técnica narrativa y dialogizante y no sólo de las concepciones neoplatónicas de Hebreo en la obra posterior del cuzqueño ilustre. Más adelante, José Antonio Mazzotti estudia cuatro casos centrales para la formación del discurso criollo peruano en el XVII; y Carlos García-Bedoya se detiene en el examen de dos textos fundamentales del renacimiento inca del siglo XVIII. Por su lado, Beatriz González Stephan explora la cultura del siglo XIX en los proyectos nacionales expresados no sólo en los preceptos sobre la lengua y la gramática, sino también de la higiene personal y las costumbres de los ciudadanos de las nacientes repúblicas. Françoise Perus analiza la heterogeneidad cultural implícita en las concepciones del tiempo que José Carlos Mariátegui despliega en sus Siete ensayos; y Lucía Guerra-Cunningham estudia la apertura de la novela latinoamericana hacia las "voces de la otredad" étnica y social. En un sentido análogo, Francine Masiello examina varios casos de novela contemporánea y su estatuto intersticial frente a la dominación de género que se renueva con el triunfo de los neoliberalismos en el Cono Sur. En una órbita diferente, Ricardo Kaliman reflexiona sobre el impacto de la incorporación de la oralidad como parte del campo de estudio de la crítica literaria; y Julio Noriega presenta un examen de la subjetividad y la poética del migrante quechua planteadas en géneros como la canción y la poesía escrita. Luego Jesús Díaz Caballero aborda el análisis de dos de los etno-testimonios más notables del Perú de los años setenta; María Gladys Vallières sitúa la obra de José María Arguedas dentro de una perspectiva mesticista antes que indigenista; y Carlos Orihuela examina la obra del narrador Antonio Gálvez Ronceros en el contexto de la heterogeneidad negrista de la costa peruana. José Castro Urioste reflexiona después sobre la constitución del sujeto escritural en El hablador de Mario Vargas Llosa; Christian Fernández estudia el problema de la identidad autorial en los diarios de Julio Ramón Ribeyro; y Carlos Pacheco evalúa los relatos del escritor venezolano Alfredo Armas Alfonso en función de su oralidad y transculturación inherentes. Para cerrar esta sección, los trabajos de Julio Ramos y John Beverley presentan, respectivamente, un caso en que la heterogeneidad cultural cumple un papel definitorio en el proceso judicial que involucró al poeta salvadoreño contemporáneo Alberto Mendoza, y una reflexión muy al día sobre el campo de los estudios culturales y cómo modifican el quehacer tradicional de la crítica literaria.
En la Tercera Parte se han agrupado dos reseñas de David Sobrevilla y Mabel Moraña sobre los últimos libros de Antonio Cornejo Polar, evaluando sus aportes y trascendencia; sendas polémicas que Cornejo Polar sostuvo hace algunos años con dos destacados intelectuales como Roberto Paoli y José Ignacio López Soria, y que sirven para aclarar en un formato diferente al de los estudios anteriores aspectos del paradigma de la heterogeneidad cultural que podrían parecer oscuros o inconsistentes; y, finalmente, una bibliografía detallada de la obra de Antonio Cornejo Polar.
Como se ve, tanto las colaboraciones de las dos primeras partes, provenientes de intelectuales que casi no necesitan presentación y que se encuentran en la primera línea de los estudios literarios contemporáneos, así como los documentos de la sección final, cuyos autores y protagonistas no son menos importantes, hacen de este volumen una fuente de consulta y reflexión sobre problemas que no se restringen a la literatura y que, sobre todo, tienen una enorme actualidad por sus perspectivas teóricas y sus objetos de estudio.
Nada menos podía esperarse de un homenaje a quien ha inculcado profesionalismo y calidad con el ejemplo como pensador (ahí están sus libros y artículos para probarlo), como editor (los veintiún años como director de la importante Revista de Crítica Literaria Latinoamericana y de Latinoamericana Editores lo confirman) y como docente universitario (su rectorado en San Marcos, la universidad más antigua de América, entre 1985 y 1986, de la que hoy es Profesor Emérito, y sus numerosas cátedras que van desde otras universidades peruanas hasta centros de estudios como la Universidad de Stanford, la Universidad de Pittsburgh, la Universidad Central de Venezuela, la Universidad de Roma, y actualmente la Universidad de California en Berkeley, lo testimonian), nada menos, decíamos, podía esperarse de un homenaje que debe extenderse también, y con toda justicia, a Cristina Soto, su compañera de todos estos años y colaboradora sine qua non en innumerables y valiosos proyectos culturales.
Debemos agradecer a todos los participantes sus envíos y autorizaciones, y especialmente a colegas como Jesús Díaz Caballero, Julio Noriega y Raúl Bueno sus sugerencias y ayuda en la elaboración de este libro. La Asociación Internacional de Peruanistas, fundada en setiembre de 1995, inaugura así, mediante esta publicación, su rama de actividades editoriales al servicio de la mejor difusión y el debate de las culturas peruanas y andinas en general.
Sólo añadiremos que, para colmo de aniversarios, 1996 es también el año en que se cumplen sesenta en que Antonio Cornejo Polar vino al mundo en su natal Lima. Tercera razón por la que un libro como éste llena un vacío editorial y al mismo tiempo se propone como pauta en el desarrollo del pensamiento múltiple, que el mismo maestro ha ayudado tanto a forjar, sobre las literaturas y culturas latinoamericanas.
José Antonio
Mazzotti y U. Juan Zevallos-Aguilar, coordinadores.
Junio de
1996